La palabra coleto tiene sus orígenes en los monjes agustinos recoletos, que duraban hasta meses encerrados en sus monasterios fumando yerba y tratando de interpretar lo que les decía la Biblia. Luego de mucho leer la Biblia y jugar al Halo en la Xbox (lograron terminar el juego, los muy condenados), decidieron salir al mundo exterior. Pero se encontraron con un problema: no tenían billullo, por lo que les fue necesario robar. A la larga, éste sería su hobbie favorito, junto con vender dulces en buses de servicio público y permanecer en las esquinas todo el día.
Muchas personas encontraron en esta forma de vida su verdadera vocación (como buenos desocupados que eran), y pasaron a autodenominarse coletos, en honor a sus mentores. Prácticamente el coleto fue el mismo desde sus inicios, hasta la invención de un aparato amplificador de ondas sonoras de tamaño descomunal que emitía melodías que inmediatamente fueron del agrado de los coletos. Este aparato es nada más y nada menos que el picó (así se pronuncia, no me importa cómo se escribe). Se convirtió en un imán para los coles. Por este trascendental acontecimiento, los coletos denominaron año 0 a aquél en el que fue inventado este aparato infernal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario